¿Recuerdas aquella vez en la que te sentías en la cima del mundo? ¿Un tiempo en el que todo era perfecto y sonreías por cualquier cosa?
Creías que no eras capaz de conseguir algo y ¡sorpresa! ¡lo lograste! esa sensación de poder tocar y vivir aquello que parecía inalcanzable...Y también esos días en los que todo te sale del revés y te preguntas si el mundo está confabulando contra tí y sólo contra tí. Si miras en retrospectiva a ambas situaciones verás que la diferencia radica en el estado potenciador (como la confianza, la seguridad, el amor) o paralizador (tristeza, confusión, miedo) en el que te encontraras en aquel momento. Alternamos entre ambos estados y la buena noticia es que sí, podemos modificar ese estado que nos entorpece y transformarlo en el estado potente y enérgico que queremos.
"Comprender nuestro estado es la clave para comprender el cambio y alcanzar la excelencia. Nuestra conducta es el resultado del estado en el que nos encontramos. Siempre procuramos hacer lo mejor con los recursos de que disponemos, pero a veces somos nosotros mismos los que nos hallamos carentes de recursos. En mi vida, lo sé, ha habido ocasiones en que, como consecuencia de un estado determinado, he dicho o he hecho cosas que luego hube de lamentar, o de las que tuve que avergonzarme. Quizá le haya pasado a usted también. [...]La clave, por consiguiente, está en hacernos dueños de nuestro estado y, por tanto, de nuestro comportamiento. ¿Qué le parecería si bastara con chasquear los dedos para ponerse a voluntad en el estado más dinámico y genial..., un estado en el que usted se hallaría estimulado, convencido del éxito, vibrante de energía y con la mente aguzada? Pues bien: usted puede." Anthony Robbins, Poder sin Límites.
Si todavía quieres cambiar de estado, te espero.
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